domingo, 31 de octubre de 2010

Primera Guerra de Veyes

En el año veintiuno de la fundación de Dángara llegó al poder Tarquinio, llamado el Soberbio, quién asesinó al anterior rey y usurpó su trono. A diferencia de su predecesor, el dadivoso rey Rómulo, éste comenzó un reinado despótico y asesinó y robó como un vulgar criminal. Llevaba una vida perniciosa y cometía los más impúdicos e injustos actos con toda impunidad. Los ancianos conspiraron atentar contra su vida, pero nadie se atrevió a llevar las maquinaciones a término. 

Solo un año después de ocupar el trono hizo la guerra al rey Lars Porsenna, de la ciudad vecina de Clusium, sin mediar motivo ni previa declaración de guerra. Marchó junto a su hijo Sexto Tarquinio a la cabeza de un ejército de tres mil dángaros, seiscientos aliados samnitas y doscientos de Cameria. Es entonces cuando en la ciudad se conoce los hechos de la violación de Lucrecia, hija del ilustre patricio Espurio Lucrecio y esposa de Lucio Tarquinio Colatino, por Sexto Tarquinio. Se dice que luego de hacer llamar a su padre y a su marido, y una vez narrado tales hechos, tomó una daga y se suicidó con ella. 

                     (Sexto Tarquinio, hijo del rey Tarquinio el Soberbio, viola a la patricia Lucrecia)

Los ancianos se encolerizaron de tal crimen y, aprovechando la ausencia del rey, nombraron a un joven patricio llamado Menes monarca de Dángara. A la cabeza de esta revuelta estuvo su propio sobrino, Lucio Junio Bruto, aunque más tarde fue condenado al ostracismo al igual que todos los miembros de la familia del anterior rey.  

El veinticinco de abril del año veintidós, Tarquinio y Sexto, ajenos a lo que sucedía en Dángara, llevaron sus ejércitos a Clusium. El rey Lars Porsenna les presentó batalla con sus ejércitos en las inmediaciones del lago Bolsena, donde tuvo lugar una gran cruzada. Tarquinio y Porsenna lucharon hasta la caída de la noche, y la luz del día siguiente reveló más de dos mil muertos entre dángaros y aliados. Tarquinio se retiró con los restos de su ejército y Porsenna, victorioso,  ocupó el monte Janículo. Pero he aquí que al llegar ante las puertas de Dángara las halló cerradas y conoció que su trono había sido tomado por Menes. 

El viejo rey y su hijo Sexto huyeron y fueron recibidos en Veyes, desde donde tramaron el regreso al trono. El rey Arrunte, que quería sacar provecho de la difícil situación en que Dángara parecía hallarse, decidió poner un ejército de dos mil cuatrocientos hombres al mando de Tarquinio. Viendo que tales efectivos eran insuficientes para tomar unas murallas tan altas y sólidas como las de Dángara, envió emisarios a la ciudad de Tarquinos, de quien obtuvo mediante pactos un ejército de mil cien hombres. Tarquinio guió su ejército hasta el campamento de su viejo enemigo, Lars Porsenna, y lo convenció de unir sus fuerzas a las suyas para tomar las murallas de Dángara.
 
Porsenna, alentado por su inesperada victoria en la Batalla del lago Bolsena, pactó una alianza con Tarquinio y llevaron sus ejércitos hasta Dángara. Esta fue la primera dificultad con la que tuvo que enfrentarse el rey Menes, pero ya desde aquel instante demostró sus elevados dones pese a su corta edad. Resuelto a combatir las superiores fuerzas del rey de Clusium, Menes hizo destruir todos los puentes que atravesaban el río Po y conducían a la ciudad, mientras organizaban la defensa. Reunió un ejército de dos mil hombres y los puso al mando del veterano general Publio Horacio Cocles y los capitanes Espurio Lartios y Tito Herminio, que consiguieron el objetivo de inutilizar el paso a los ejércitos enemigos.
 
Pero Porsenna y Tarquinio seguían siendo dueños del monte Janículo, desde donde cortaban el acceso del preciado trigo a la ciudad. Durante el sitio de Dángara, un joven muchacho se deslizó hasta el campamento del rey Porsenna, que en ese momento presidía un juicio. El muchacho dángaro sacó un puñal y atacó a un funcionario, creyendo que era a Porsenna a quién mataba. Cuando lo arrestaron, el dángaro dijo con altivez que en Dángara había una larga fila de hombres ansiosos por honrarse con una hazaña así. Porsenna lo amenazó entonces con quemarlo vivo, a lo que el muchacho respondió introduciendo el puño en una antorcha encendida sin dar la más nimia muestra de dolor. Asombrado por la fuerza y el arrojo de los hombres que defendían la ciudad, el rey de Clusium levantó el asedio y se negó a apoyar en adelante las pretensiones de Tarquinio.

Cuando el rey Menes se enteró de estos hechos, reunió un ejército de tres mil dángaros y lo puso al mando de Publio Horacio Cocles, que esperó al enemigo en la llanura de Maremana. De la sangrienta batalla que aconteció en esa llanura salió victorioso Cocles y las ciudades de Veyes y Tarquinos pactaron la paz con Dángara. Esta solo fue la primera de muchas guerras que enfrentarían a dángaros y veyenses en los tiempos que estaban por venir.