Lucio Tarquinio, llamado el Soberbio, era hijo del patricio Lucio Tarquinio Prisco, miembro influyente del consejo de ancianos. Se dice que ya desde su más tierna infancia mostraba cierta inclinación hacía la perversidad y una ambición solo igualada por su maldad. Tarquinio y su padre eran de origen etruscos (de Veyes según algunos), por tanto no vieron con buenos ojos que Rómulo, un sabino, reinara sobre la ciudad. Nada se sabe de lo que le sucedió a Tarquinio Prisco, pero seguramente ya estaba muerto cuando su hijo se ganó el favor de los patricios etruscos, que eran mayoría en el consejo de ancianos.
Con la protección de los etruscos, Lucio Tarquinio asesinó a Rómulo y se coronó así mismo rey de Dángara. Ya desde el principio, ejerció un reinado despótico y tiránico, y no tardó en ganarse la enemistad de muchos de los patricios que lo ayudaron en la conjura. Los ancianos conspiraron para derrocarle, pero para entonces Tarquinio había asegurado su trono y controlaba el ejército. La oportunidad llego cuando, en el año veintidós, el rey Tarquinio hizo la guerra a la ciudad vecina de Clusium, guiando él mismo, junto a sus hijos Sexto y Tito, los ejércitos dángaros.
En su ausencia, salen a la luz los hechos terribles que llevaron a la patricia Lucrecia al suicidio. La joven, hija del influyente Espurio Lucrecio, había sido violada Sexto, hijo del rey. Los ancianos se reunieron para decidir quién de ellos destituiría al rey, pero sabedores de que Tarquinio regresaría y mataría al usurpador, ningún patricio se presentó voluntario. Es entonces cuando un joven patricio llamado Menes acepta ser nombrado rey, y ayudado por Lucio Junio Bruto, marido de Lucrecia y sobrino de Tarquinio el Soberbio, y Lucio Tarquinio Colatino, inicia la revuelta.
Tarquinio, por su parte, guió los ejércitos dángaros hasta las inmediaciones del lago Bolsena, cercano a la ciudad de Clusium. Allí, el rey Lars Porsenna le presentó batalla y, contra todo pronóstico, le inflingió una dura derrota. Esa misma noche, en el campamento, Tarquinio el Soberbio recibe la noticia de la sublevación en Dángara, y se dirige con lo que le queda de ejército para sofocar la revuelta. Pero al llegar hasta las altas murallas de la ciudad halla las puertas cerradas. Menes, desde lo alto, incita a los soldados a que acaten la nueva voluntad del consejo de ancianos, que lo ha nombrado rey.
De este modo perdió Tarquinio el trono, que solo ocupó durante algo más de un año. Pero no dispuesto a dejarlo tan fácilmente, el viejo rey se refugió en la ciudad etrusca de Veyes, donde hizo un pacto con el rey Arrunte. Los veyenses les ayudaría a recuperar el trono y, a cambio, Tarquinio se comprometería a una alianza militar en cualquier contienda en que éstos se hallasen inmersos.
Acaudillando un ejército veyense, Tarquinio presentó batalla al nuevo rey Menes en la llanura de Maremana. La batalla fue decisiva para Menes, quien obtuvo la victoria y se consolidó en el trono dángaro. No se conocen con certeza las causas de la muerte de Tarquinio, pero se sabe que aconteció ese mismo año y que no fue por mandato del rey Menes, que le perdonó la vida y lo castigo al ostracismo. Según algunas versiones, murió a consecuencia de una enfermedad súbita que se acrecentó con las desgracias.